La
sonrisa que late dentro de
un pecho
triste.
La
sala de espera a todas
tus
verdades.
La
soledad de las minas
en un
campo olvidado.
La
demencia de una mente
que no
sabe lo que quiere.
La presa
que huye del
cazador,
al que llaman Tiempo.
La
costra que dejan los besos
cuando
te arrancan el corazón.
La
ventana del tren por la
que ya
nadie observa.
La
tormenta a la que no
le
viene la calma.
Unos
brazos a los que se les
escurre
la vida.
Una
espalda que no puede
con
tanta muerte.
Un
invierno que viene a verme
de lunes
a viernes.
Los
nervios en un estómago
dando el
último adiós a las
mariposas
muertas.
Las
miradas de complicidad
con el
suelo.
Las
calles que no conoceré
con
cincuenta años.
Fui
la resta
de todo lo que perdí.
Seré
la suma
de nada que pueda hacerme sufrir.